Hace una buena cantidad de años, creo que fue en el 2003, tuve la oportunidad de visitar Arequipa, la ciudad blanca con mi casi hermano Gian Carlo. La razón fue simple, él se casaba pronto y que mejor forma de despedirlo con un viaje, para los mal pensados habíamos ido con una personas más, Javier, que tiene familia allá y él nos ayudó mucho, sobre todo en los paseos y con el hospedaje. Nos quedamos en casa de una señora muy amable que alquilaba cuartos en el segundo piso, desayuno incluido, no estábamos muy cerca de la Plaza de Armas, al menos teníamos donde quedarnos.
No viene al caso recordar todos los detalles, sobretodo porque yo no me los acuerdo, solo recuerdo algunas cosas, como cuando visitamos el convento de Santa Catalina, tuvimos que esperar un grupo que hablara castellano porque solo entraban puros extranjeros y cada grupo con su respectivo interprete, pero apenas entramos fuimos avanzando a nuestro ritmo, a veces los guías van demasiado rápido y no te dejan apreciar todo lo bueno de la visita.
Lo otro de lo que me acuerdo bien fue cuando fuimos al centro comercial, que era nuevo en esa época, tiene un Saga Falabella y también un Cineplanet, entramos a ver el Retorno del Rey, no había mucho que hacer así que caballero nomas, viajar a provincia para ir al cine. También pasamos cerca del Misti, una tarde al dar una vuelta por la ciudad nos llevaron en carro, pero solo hasta un mirador, lo suficientemente cerca para ver el volcán en toda su extensión.
Yo siempre que viajo a provincia busco el centro de atención al turista, aunque suene raro, porque siempre pido algún mapa para poder ubicarme en la zona, la diferencia en este viaje fue que la chica que atendía en el centro de apoyo era muy simpática así que no se me ocurrió mejor idea que invitarla a salir, algo raro en mi porque usualmente no hago eso, aunque en un viaje a Cajamarca hice algo parecido con una chica que trabajaba en el centro de revelado de fotos, pero esa es otra historia, la cosa es que accedió a la invitación y me dijo que nos encontraríamos en un bar restaurante que había a unas cuadras de la plaza de armas al final del día, obviamente no iba a ir solo porque no iba a dejar a Gian Carlo solo.
La cosa es que llegamos a este lugar y esperamos en la puerta a que llegara, llego, nos saludó y nos dijo que iba a ver como estaba dentro y que nos avisaba para entrar, entonces esperamos a que saliera y nos avisara. Al rato salió pero no para avisarnos, sino para ir a otro lado y estaba con otras personas, ni nos vio, no nos dijo nada, simplemente se fue y nos dejó ahí parados como si fuéramos un par de muebles más. Yo me quede estático, demore en reaccionar, así que GianCa me dijo para salir de ahí e ir a tomar un trago, como se dice para olvidar las penas, en este caso el roche, el invitó.
Estuvimos en un local más pequeño y más cerca a la plaza de armas, en el fondo fue divertido porque nos hicimos amigos de las personas que atendían, no había mucha gente así que podría decirse que solo nos atendían a nosotros dos, al menos no estaba solo después de todo.
Después de tres días regresamos a nuestra realidad, a Lima, tal cual fuimos tal cual volvimos, el viaje no hizo grandes cambios, pero ya con el paso del tiempo puedo decir que si éramos amigos, ahora lo somos más, ahora cada uno casado, su esposa se llama Yeni y tienen una hija hermosa que se llama Paula, es un pase de vueltas, y a pesar del poco tiempo libre que tenemos siempre tratamos de vernos, aunque sea a tomar un café o jugar Play en su casa, lo justo no??