Muy temprano por la mañana nos tocaba desayunar rápido y desalojar la habitación para poder viajar hacia el otro hospedaje llamado Lago Lindo, pero no podíamos llevar demasiado equipaje porque era solo de un día para otro, es entonces que nos comentan que tienen un deposito donde se almacena todo el equipaje que usualmente se queda pero con toda la seguridad del caso. Solo pudimos llevar una mochila con lo básico necesario para sobrevivir. Éramos solo 2 parejas las que estábamos cambiando de hospedaje por una noche.
El carro salió de Puerto Palmeras a las 9:10am y el recorrido demoraría un aproximado de 2 horas, cruzando el río Huallaga en lo que ellos llaman balsa cautiva que no es más que una versión de un Ferry pero pequeño, digamos que no entran más de 4 autos pero igual hacen todo el show para que sea emocionante, te ponen tu chaleco y todo lo demás, ya parecía una de las escena del Titanic.
Después de cruzar el río fue la sorpresa que nos dieron porque nos dejan a la mitad de la nada y con solo una botella de agua, la razón fue muy sencilla, nos hacen caminar como 1 hora hasta el hospedaje para hacernos sentir la naturaleza, fue divertido pero fue agotador, más aun con el calor que hacía y el sol del mediodía encima, pero nadie me va a quitar la emoción del momento porque literalmente tienes al bosque a tu alrededor.
La imagen del hospedaje era impresionante, un lugar casi de ensueño ubicado en un valle lleno de verde con un lago en el centro rodeado de árboles grandes por todos lados y una cantidad de sonidos que no escuchare nunca en una ciudad. Los bungaló eran casitas de madera una por cada pareja, no hay luz durante el día, por ende no hay teléfono, televisor, ni cable, el agua caliente y la luz te la dan cuando prenden el grupo electrógeno de 6pm a 10pm, así que ya saben a qué atenerse.
Lo primero que hacen es llevarte a tu bungaló para que puedas desempacar y cambiarte, ya de por si era un horno y solo había agua fría pero la combinación del clima con el agua era más que suficiente para aguantar la ducha. Rápidamente nos llamaron a almorzar, esta vez fue pollo broster con plátano frito y algo de carne seca y una inca cola, como este lugar está alejado, no hay nada literalmente, si quieres una gaseosa más tienes que pagar bastante más de lo usual y están contadas con los dedos de una mano.
Al costado del comedor teníamos la laguna a nuestra disposición, antes de almorzar nos hicieron un tour, dando toda la vuelta en bote a remo, la experiencia de ver la naturaleza y los animales a tu alrededor no te lo quita nadie, en esta laguna lo que más se aprecian son unas aves que parecen pavos pero se llaman "shanshos" o al menos así suena cuando lo pronuncian.
Ya después del almuerzo te dejan la tarde libre, pero yo quería ir a caminar por las cercanías, nuestro guía Juan Carlos se ofreció voluntariosamente a llevarnos a dar una vuelta por el bosque hasta la Laguna Azul que está a unos 30 minutos caminando, es una laguna bien grande y tiene bastantes hospedajes alrededor, estuvimos caminando por ahí hasta cerca de las 6pm que es cuando empieza a oscurecer y como no hay luz eléctrica tienes que regresar antes que te gane la puesta de sol, después de eso no hay nada que te alumbre.
Ya por la noche conectan el grupo electrógeno, pero solo de 6pm a 10pm para que tengas agua caliente y energía eléctrica en el bungaló, lo mínimo necesario para recargar las pilas de la cámara. Ya como a las 8pm llaman a cenar, no me acuerdo que nos tocó pero estuvo bien rico. Nos quedamos jugando billas hasta casi las 10pm, yo ya había coordinado con Juan Carlos para salir a las 6am para ir a dar otra vuelta por el bosque, esa es una excelente hora para ver aves y otros animales silvestres.
A las 6:30am ya estábamos caminando hacia otra zona de la reserva, pero solo fui yo, así que éramos nosotros dos los que dimos nuestra vuelta, ahí si vi bastantes aves y monos y unas mariposas bien grandes y coloridas, todos los animales estaban empezando sus quehaceres matutinos. Nos topamos con un grupo de termitas que eran del tamaño de tu pulgar y son venenosos pero no matan, solo te adormecen un poco, al igual que las hormigas que te dejan con fiebre como 1 hora.
Ya de regreso al hospedaje cerca de las 8am, nos daban un poco menos de 1 hora para desayunar y alistar las cosas porque nos estaba esperando el bote en la laguna azul para regresar a Tarapoto, el bote hizo un recorrido a todo lo largo de la laguna y nos llevó hasta otra sucursal de estos hoteles, este se llamaba Puerto Patos. Ya de ahí nos tocaba el regreso en camioneta hasta el primer hotel, Puerto Palmeras, donde empezó todo este periplo.
Nuestro vuelo de regreso estaba programado para las 7pm de ese día, así ni bien terminamos de almorzar salimos al centro a tomar nuestro helado de despedida y comprar algunos recuerdos para nuestras respectivas familias y amigos. Tuvimos la suerte de encontrar un vivero de Orquídeas cerca de la plaza principal y fue muy divertido entrar y hacer de gringo, hablando con Mary en inglés para despistar al enemigo y diciendo cualquier tontera solo para hacerlo interesante, tan convincente fue mi actuación que la señora que administraba el vivero le pregunto a Mary de donde era, y ella le dijo que de Nueva York y que había venido a conocer un poco del país pero que justamente regresábamos a Lima ese mismo día, fue realmente genial.
Ya de vuelta en el aeropuerto con todas las maletas en la zona de equipajes, tomamos un café con una empanada fría y dura en la cafetería del aeropuerto, para que mala la empanada, ya al entrar a la zona de embarque, era la primera vez que nos pedían documentos a los dos y los comprobaban en el terminal de la Dinincri, nunca había visto esto antes, y me hicieron sacar todas las cosas del equipaje de mano para asegurarse que no llevaba ni armas ni droga, qué horror!!!!!
Esta vez nos toco sentarnos separados en el avión, lamentablemente al confirmar el vuelo de regreso no habían lugares juntos, yo compartí el asiento con una señora muy simpática que trabaja en una ONG para el cuidado de la naturaleza, obviamente le saque sus datos para dárselos a Juan Carlos (nuestro guía) que estaba muy interesado en encontrar apoyo para cuidar las reservas naturales, Mary tuvo que sentarse en la fila de atrás y no le quedó más que meterle letra a un señor mayor para evitar tener miedo al despegue y al aterrizaje.
Ya de nuevo en Lima teníamos que llegar a la casa de mi madrina, porque habían hecho una parrillada, llegamos para el postre, cerca de la media noche, agotados pero bien.